Hacía decadas que no zurcia. Ninguno de mis hombres suele romper calcetines. Enseñé a alguien esté menester, de bien jovencita, que por la fisonomía de sus pies no había calcetín que estrenará y no rompiera. Le gustaban los calcetines de colores y era más cómodo y menos agotador zurcir el agujero recién hecho que volver a ir de compras y elegir calcetines a su gusto.
Tenía siempre una caja de hilos de coser de varios colores para ese menester.
Hoy he realizado este zurcido con un perlé muy fino de color gris, claro, porque no tengo luz natural.
De mi infancia recuerdo las tardes en las que tocaba zurcir calcetines, negros, blancos, marrones, es posible que azules aunque ese color no lo recuerdo. Se zurcian con hilo del mismo color. Y había un huevo de madera que nos ayudaba a remendar. Un buen zurcido era aquel que no se notara.
Los tiempos han cambiado. Los calcetines también. La gustos son otros. Las necesidades diferentes. Este calcetín es uno de lana pura que lleva muy a gusto y daba pena tirarlos por un simple agujero.
Ahora hasta un mal zurcido en un color estridente, es moda.